María llevaba prótesis removibles desde hacía tiempo y los pocos dientes que le quedaban estaban cada vez más deteriorados, pero no quería ponerse implantes porque le daba mucho miedo operarse y no quería ir sin dientes.
Hablamos con ella y le ofrecimos la posibilidad de hacer el tratamiento de implantes colocando los dientes el mismo día y con sedación consciente, con lo que estaría relajada durante la intervención y se iría a su casa con dientes.
Fue así como aceptó el tratamiento, que hemos finalizado con la colocación de una prótesis de zirconio monolítico con la que María puede sonreir con total satisfacción, sabiendo que ya no tiene miedo al dentista y puede solucionar su arcada inferior cuando quiera.